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viernes, 14 de diciembre de 2012

Precios de alimentos siguen preocupando

No es el momento para que nos volvamos complacientes ante la volatilidad y encarecimiento de los precios de los alimentos: José Cuesta.
 
Los altos precios de los alimentos parecen ser la nueva norma, así como también las variaciones desenfrenadas. El mundo esquivó una crisis alimentaria mundial luego de que algunos productos clave, como el maíz y la soja, alcanzaron niveles récord en julio de 2012, pero aún no se disipa la inquietud respecto de la seguridad en este ámbito.
La versión más reciente de la “Alerta sobre precios de los alimentos” del Banco Mundial  muestra que mientras el Índice de precios de los alimentos de octubre cayó un 5% por debajo de su valor máximo de julio, los costos de aquellos que se transan en los mercados internacionales –como los cereales y los aceites– siguen muy por sobre los niveles del año pasado.
El economista del Banco Mundial y autor de dicha publicación trimestral, José Cuesta, sostiene que no es el momento para que nos volvamos complacientes ante la volatilidad y encarecimiento de los precios de los alimentos.
Necesitamos tomar más medidas para ayudar a los 870 millones de personas que padecen hambre y a los muchos otros millones que viven bajo la constante amenaza de no poder satisfacer sus necesidades alimenticias, agrega.

1. Los precios de los alimentos se han estabilizado e incluso bajado en el último tiempo. Entonces, ¿por qué seguimos preocupados?

Los precios de los alimentos que se transan a nivel internacional se estabilizaron en agosto y septiembre e incluso se redujeron en 4% en octubre. De todas maneras, siguen estando muy cerca de sus máximos históricos.
También hemos visto algunas tendencias mixtas en el último tiempo. Los precios de exportación de los cereales, por ejemplo, aumentaron en el último trimestre en el caso del maíz y el trigo, pero la situación es ambivalente cuando se trata del arroz, donde los precios dependen del origen.
De manera tal que debemos mantenernos alertas frente a estas tendencias recientes y no dejar que decaiga nuestra atención. Millones de personas del mundo entero siguen luchando por alimentar a sus familias porque no disponen de mecanismos eficaces para lidiar con el elevado costo de los alimentos.

2. ¿Cuáles alimentos y zonas geográficas son las más afectadas por el alza constante de los precios?





Hemos visto una creciente presión en los precios nacionales de productos básicos en África meridional, Europa oriental y Asia central como resultado de factores estacionales y graves sequías, respectivamente. Los precios se han mantenido estables, aunque en general altos, en Asia meridional y oriental, África occidental y oriental y América Central, principalmente debido a condiciones estacionales.
Como siempre, hay una serie de factores que influyen en estas tendencias, como una depreciación de la moneda local, el alza en los precios de los combustibles o cuestiones que tienen que ver con la seguridad, además de las condiciones climáticas, por mencionar solo algunos.

3. ¿Son los precios altos la nueva norma mundial? ¿Están aquí para quedarse?

Existe un consenso cada vez mayor de que los precios de los alimentos son elevados, por lo menos en términos nominales. También parece aumentar su inestabilidad si consideramos la frecuencia de las alzas registradas en los últimos seis años.
Claramente, para la mayoría se está haciendo evidente lo que algunos visualizaron hace mucho tiempo: los altos precios de los alimentos y la inseguridad alimentaria no son una rareza. Así, el mensaje más importante es que, independientemente de lo que suceda con estos precios de un mes a otro, no podemos permitirnos bajar la guardia.

4. ¿Por qué, en su opinión, la seguridad alimentaria debería ser una prioridad fundamental en la agenda mundial?

La principal razón es que aún hay 870 millones de personas que sufren hambre en el mundo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. A diferencia de los avances obtenidos en la disminución de la pobreza extrema, las mejoras en la reducción de la insuficiente ingesta nutricional han sido más modestas. De hecho, seguimos estando lejos de conseguir el objetivo de desarrollo del milenio relacionado con el hambre para 2015.
Ciertamente, también tenemos algunas buenas noticias. Las inversiones en seguridad alimentaria, más específicamente en intervenciones relacionadas con la nutrición, se cuentan entre las estrategias de desarrollo más eficaces en función de los costos. Dichas iniciativas no solo tienen un efecto nutricional decisivo, sino también inciden en el desarrollo cognitivo, la salud materno infantil o la prevención de enfermedades e incluso en el crecimiento económico.
Por último, y por ello no menos importante, sabemos que tomar  medidas insuficientes demasiado tarde tiene consecuencias inaceptables en la mortalidad infantil, que podrían evitarse con intervenciones oportunas.

5. ¿Están las autoridades y las organizaciones de desarrollo reaccionando como deberían frente al encarecimiento de los alimentos?

Debemos separar la reacción de la prevención. Reaccionar es solo una parte de la ecuación. Vemos cada vez más esfuerzos por mitigar los efectos de las crisis mundiales a nivel global y al interior de los países, por ejemplo con iniciativas de los Gobiernos para implementar o fortalecer redes de protección social. Pero aún queda mucho por hacer.
Necesitamos un compromiso más decidido para enfrentar el alza en los precios y, en general, la inseguridad alimentaria.
Las inversiones en agricultura, que son cruciales para garantizar una oferta estable y sostenible a una creciente población, se han multiplicado a nivel global y especialmente en África. Pero nuevamente, se requiere intensificar los esfuerzos para entregar más recursos y una información de mejor calidad y más transparente, además de garantizar que las autoridades y la comunidad del desarrollo eviten la implementación de políticas equivocadas.

Banco Mundial

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