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miércoles, 10 de abril de 2013

Thatcher, a la vez fuente de inspiración y mal ejemplo para las políticas


Margaret Thatcher, la primera mujer elegida democráticamente a la cabeza de un gobierno europeo, fue a la vez una fuente de inspiración y un mal ejemplo para toda una generación de dirigentes políticas en el mundo.
"¿Aprendí algo de ella? No", dice con rotundidad Gro Harlem Brundtland, de 87 años, que accedió al cargo de primera ministra de Noruega en 1981, dos años después de Thatcher, pero niega cualquier parecido con la 'Dama de Hierro'. "Yo ya tenía mi propio estilo antes de que ella se convirtiera en primera ministra", explica Brundtland a AFP por correo electrónico.
A pesar de que ambas fueron pioneras en un mundo político dominado por los hombres, tenían poco en común: Brundtland era laborista, gran defensora del estado del bienestar y siempre buscaba el consenso, mientras que Thatcher era conservadora, partidaria del individualismo y sin miedo al conflicto frontal.
Brundtland fue además una ardiente defensora de la igualdad de las mujeres y en 1986 formó el primer gobierno casi paritario, con ocho mujeres de un total de 18 ministros. Todo lo contrario de Thatcher, que llegó a calificar el feminismo de "veneno".
"Cuando le pregunté cómo pensaba aumentar la participación de las mujeres en su gobierno quedó claro que la cuestión le interesaba poco y se limitó a decirme que había pocas mujeres cualificadas en el parlamento británico", recuerda la exprimera ministra noruega. "El hecho de ser líder del partido conservador, donde podría haber tomado medidas para mejorar la paridad a muchos niveles, tampoco pareció impresionarle", recuerda Brundtland.
Durante sus once años como primera ministra, entre 1979 y 1990, Margaret Thatcher siempre estuvo rodeada de hombres, exceptuando a Janet Young, que fue presidenta de la Cámara de los Lores.
Margaret Thatcher, la primera mujer elegida democráticamente a la cabeza de un gobierno europeo, fue a la vez una fuente de inspiración y un mal ejemplo para toda una generación de dirigentes políticas en el mundo.

A pesar de ello, otras dirigentes de la época, incluso del campo contrario, reconocen que fue una mujer pionera en política. "Sí, fue una fuente de inspiración por una razón muy simple, fue una de las líderes que tenían una línea muy clara y que sabía lo que quería" explica Edith Cresson, primera ministra socialista en Francia entre 1991 y 1992.
"Es verdad que se le pueden criticar algunos excesos", recuerda Cresson a AFP, como su intransigencia con los independentistas irlandeses. "Pero si miramos los resultados -y al fin y al cabo, en política, hay que saber si sólo se quieren discursos o si también se quieren resultados-, hay que mirar lo que hizo", afirma.
La conservadora Kim Campbell, que fue primera ministra de Canadá durante algunos meses en 1993 convirtiéndose en la primera mujer a la cabeza de un gobierno en América del Norte, hace un balance todavía más positivo del legado de la 'Dama de Hierro'. "Abrió un espacio para que las mujeres de otros países pudieran ser creíbles en el papel de dirigentes", explicó en la cadena de televisión estadounidense PBS.
"De una vez por todas desmontó la idea de que no se puede ser firme y a la vez femenina, que no se puede ser una mujer y querer dirigir un país o enviar a soldados a la guerra. Todos tenemos una deuda con ella", dijo Campbell.

Dos décadas después de su salida del poder, las dirigentes de hoy en día todavía reconocen que Thatcher fue una pionera.

"En una época en la que todavía no era normal que una mujer accediera a las cargos democráticos más importantes, fue un ejemplo para muchas que llegaron después", dijo la canciller alemana, Angela Merkel.
Para la primera ministra australiana, la laborista Julia Gillard, Margaret Thatcher "cambió la historia de las mujeres". Un ejemplo más de que su influencia llegó hasta las antípodas, tanto geográficas como políticas.

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